miércoles, 27 de agosto de 2008

IDEAS CLARAS

Existe una premisa importante y fundamental para un periodista a la hora de escribir: saber para quién se escribe. Nunca se debe olvidar cuál es su público ni cuáles son las principales armas que se tiene a la hora de redactar.

Centrándose especialmente en el periodismo escrito y en la realidad competitiva que este afronta con las nuevas tecnologías multimediales, principalmente la televisión, no hay que olvidar la importancia de las palabras en su sentido descriptivo y preciso. En especial cuando estas, en su uso adecuado, logran transmitir de manera casi real imágenes, movimientos y sonidos relacionados con una estructura representativa que les otorga sentido y profundidad.

El periodista escribe para el lector, es el nexo principal entre las masas y la información, por ello debe ser lo más claro posible. Raúl Carman asevera en un artículo que la claridad es "la obligación del periodista, ya que sin claridad no hay periodismo". El ser claros es prácticamente, aunque en un sentido tácito, una exigencia para el pofesional de la información. El orden y la precisión también lo son.

Refiriéndose a esto, Carman asegura que "escribir con claridad, precisión y amenidad es un don que no se adquiere". Agrega que con la práctica es posible "lograr mayor soltura y velocidad, pero todo ello sobre la base de una habilidad natural, congénita."

Claro y colorido.
En el periodismo escrito la realidad entra a través de un sólo sentido: la vista. Por ello las palabras usadas deben ir más allá. Lo escrito debe sonar, volar, reír, llorar, correr, sufrir, disfrutar, saltar, transmitir vida, tener sangre propia, sustancia y sentido.
Muchas veces se confunde los artículos descoloridos y extremadamente académicos con la objetividad (meta principal del periodista) y se olvida que los hechos recogidos también deben reflejar la emoción y el sentimiento del individuo o de la situación, sin confundir al lector y sin perder la neutralidad y la cohesión. Si el receptor común no entiende algo o pierde el sentido de una frase, simplemente abandona el texto. Allí recae la importancia de la claridad; el lector debe deslizarse por el texto sin encontrar ningún obstáculo, esa es la manera de sumar importancia y atención al mensaje periodístico.

Todo lo escrito debe ser comprendido por el destinatario y esto generalmente se logra a través de frases breves y sencillas cuidando evitar la ambigüedad, lo superfluo y lo redundante, teniendo un amplio conocimiento y responsabilidad acerca de la información que se da a conocer. Siendo claros.

Escrito por: Laura Gómez (Redactora Invitada)

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