Lo peor es que los datos estadísticos muestran que Argentina lidera el ranking de muertes por accidentes. Se estima que entre 7.000 y 10.000 persona mueren por año en las rutas argentinas. Es decir aproximadamente 22 personas por día. En lo que tiene que ver con las pérdidas económicas en los accidentes de tránsito superan los U$S 10.000 millones anuales.
Sin lugar a duda es una cifra alarmante y escalofriante, la cual no se trata de números, sino de vidas humanas, de hombres, mujeres, jóvenes y niños, que en un par de minutos perdieron el tesoro de vivir.
Sin embargo un mal tan grave que se cobra más vida que enfermedades como el Sida o el Cáncer no logra llamar la atención necesaria de quienes tienen la obligación de tomar cartas en el asuntos ya que por el momentos los funcionarios públicos permanecen indiferentes.
Hoy ya no se sabe quien o quienes son los culpables de este mal. Pero lo que si podemos saber es que es un problema que nos afecta a todos ya que
cualquiera de nosotros puedo en cualquier momento convertirse en víctima. Eduardo Bertotti, ex director del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV) y especialista en accidentología asegura que, “con sólo ver como actúa la gente frente a la seguridad vial, se puede diagnosticar el grado de conciencia y responsabilidad social de un país. Cuando un conductor no respeta un semáforo, o un peatón cruza por un lugar indebido, está atentando contra todo el tejido social, que ha decidido esas normas para poder establecer una convivencia ordenada”. Para él, “el problema en Argentina es el sistema. No solo en materia de transportes sino respecto de las empresas en general” y “empezar a solucionar está epidemia implica educación y compromiso serio por parte del Gobierno, es decir hacer del tránsito una política de Estado que controle a lo adultos haciéndole cumplir las normas para cambiar sus malos hábitos, y prepare a los futuros conductores para una mejor convivencia al volantes”. Para él “con sólo ver como actúa la gente frente a la seguridad vial, se puede diagnosticar el grado de conciencia y responsabilidad social de un país. Cuando un conductor no respeta un semáforo, o un peatón cruza por un lugar indebido, está atentando contra todo el tejido social, que ha decidido esas normas para poder establecer una convivencia ordenada”.
Otros especialistas apuntan a que la solución de este mal se encuentra en la educación vial en las escuelas, que aunque jamás se cumpla, es para la ley una materia obligatoria en todos lo niveles de enseñanza. En este punto no cabe ninguna duda, ya que es la mejor inversión que se puede hacer para cambiar el futuro. Por lo que es necesario que un tema tan debatido e importante dentro de la sociedad como es el tránsito diga presente en las aulas.
Con respecto a este punto El Ministro de Educación de la Nación, Juan Carlos Tedesco recibió a las madres de los alumnos del colegio Ecos fallecidos en 2006 en un accidente de tránsito, quienes le acercaron una propuesta para trabajar en las escuelas el tema de la educación vial. El proyecto incluye una serie de actividades pedagógicas que buscan inculcar el respeto por las normas.
Además, plantearon la necesidad de contar con equipos de profesionales preparados para brindar contención a los miembros de las comunidades escolares que hayan atravesado situaciones trágicas o conflictivas como la que ellas transitaron con la muerte de sus hijos.
Por su parte, el Ministro señaló que "en materia de educación, el recientemente creado Plan Nacional de Seguridad Vial incorpora lo establecido por la Resolución Nº 40/08 del Consejo Federal de Educación, por el cual las autoridades educativas de todo el país se han comprometido a incorporar, de forma obligatoria, contenidos específicos de educación vial, desde el nivel inicial”. Un avance importante teniendo en cuenta la trascendencia del problema en los últimos tiempos.
Por lo tanto es necesario desde nuestro lugar tomar conciencia, respetando las normas de tránsito para lograr frenar a un problema que sólo nos llevará a un destino no deseado. Debemos empezar por cuidar nuestra vida y la de los demás ya la misma es un tesoro irremplazable.
REPORTAJE ESCRITO: Anabella Ruiz
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